Domingo, 08 Marzo 2015 13:24

Aurora

Escrito por  Fotos: Equipo de Fotografía de La Brújula / Crónica: Natalia Navarro
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Aurora

La tarde del 21 de junio de 2014 encontró a los vecinos de Italia al 900 con una escena espeluznante: un hombre con una niña en brazos se encontraba en la terraza de uno de los edificios de la cuadra y amenazaba con arrojarse al vacío. Exigía que se haga presente la madre de la nena, con quien al parecer tenía una disputa legal por la tenencia. Luego de más tres horas de tensión, miembros de la gendarmería y la policía lograron detener al hombre y devolver a la pequeña con su mamá que estaba presente en el lugar desde que se enteró de lo que estaba pasando. Esa fue la breve historia que hicieron los medios de prensa a las pocas horas. Nunca nadie preguntó qué fue de ese sujeto, ni como se encuentra la nena a la que usó como amenaza, ni quién es la mujer por la que pedía.

Aurora Arias es el nombre de la protagonista de esta historia. Ese hecho fue el corolario de una crisis de más de cuatro años que comenzó cuando ella decidió terminar con César Frate, su ex pareja y padre de la niña a la que pretendía lastimar. Ella nos recibe en su casa, una mañana de febrero, en la que entre charla, mates y fotos fuimos hilvanando su historia de lucha.

Aurora tiene 46 años, es psicóloga y maestra de niños especiales. Tiene dos hijos, Lautaro (16) e Irupé (4). En 2008, conoce a César Frate (56), un marino retirado, oriundo de Paraná, empleado en un empresa arenera de embarcados de la que estaba a punto de jubilarse. –“O al menos eso era lo que él me decía”, recuerda Aurora. 
Debido a su trabajo, Frate tenía que ausentarse por semanas y a veces hasta meses. Asique el inminente cumplimiento de sus años de servicio era el puntapié inicial para poder iniciar una convivencia y proyecto de vida juntos. –“Yo lo acompañé a presentar los papeles junto con otros dos de sus compañeros que también estaban por jubilarse”, rememora.

Así, a la espera de la culminación de esos trámites, César y Aurora alquilan un departamento y planifican la llegada de un bebé. Al poco tiempo, ella queda embarazada de una nena. Pero junto con esa noticia, se entera de que su padre padecía un cáncer terminal. Todo ese proceso, Aurora lo afrontó en soledad porque su marido seguía trabajando. 
- “Un día lo enfrenté y le exigí que me dijera por qué sus compañeros, que habían iniciado el trámite con él, se jubilaban y el no. Ahí me blanqueó que el no iba a dejar de trabajar porque su oficio y el barco eran su hombría, su dignidad, su orgullo y su lugar en el mundo. Si yo lo quería tenía que aguantar, como tantas otras mujeres, esa forma de ser y de vida”.
Hoy, nos cuenta que la sensación de haber construido un proyecto de vida en base a una mentira es lo que más impotencia le da en ese momento: -“Yo me sentí estafada. Eso no era lo que yo quería. Si yo lo hubiera sabido jamás hubiese accedido a una convivencia, mucho menos a una familia. Él me decía que no me podía entender, que a mí no me faltaba nada. Económicamente no me faltaba nada. Pero yo le hablaba de su presencia, de tener un compañero de vida”.

 

 A partir de entonces “la cosa se empezó a poner muy fea” nos cuenta. “Él se borró, mi papá empeoró, el bebé se adelantó. Cuando me subía la presión, me desvanecía y me caía en el piso. En esos momentos, el me corría con el pie para irse, llamaba a emergencias y me decía que en 20 minutos iban a auxiliarme. Me interné sola cuando tuve la cesárea, él llegó cuando todo había pasado, estuvo dos días y se fue”.

Cuando Irupé tenía cuatro meses, en enero de 2011, el padre de Aurora fallece. Y allí es cuando decide poner punto final a la relación. “A los 18 días de la muerte de papá, él aparece con un Corolla de alta gama, para irnos de vacaciones. Lo mande a la mierda, anduvo un tiempo haciéndose el amoroso. Pero cuando lo sepulté a mi papá también lo enterré a él”, reflexiona.
Después de ese episodio, Aurora se negó a volver con Frate y él dejó el departamento en el que vivían juntos. Pero al poco tiempo, la inmobiliaria la intimó a abandonar el inmueble por falta de pago: -“Me dejó con una deuda millonaria, porque no pagaba el alquiler. Todavía sigo pagando eso, porque los garantes eran de mi parte”.

Luego de la separación, Aurora se mudó con sus dos hijos a una nueva casa que consiguió con la ayuda de una compañera de trabajo en la Escuela Carrasco. Compartían la tenencia de Irupé tres días a la semana. Fue en esas circunstancias en las que Frate atentó contra la vida de la nena. Ese día, cuando Aurora estaba en el consultorio, comenzó a enviarle mensajes, advirtiéndole sobre sus intenciones. 

“Ya que tenés un macho nuevo y no te interesan tus hijos, mi hija es mía. Nos vamos con Irupé, para que seas feliz como antes de conocerme. Solo estoy esperando un canal de televisión para que nos filme”. Allí nos cuenta que siempre “me adjudicó novios, que de hecho nunca tuve”. Luego otro: “Si querés vernos miranos por tv o vení por calle Dorrego, en el estacionamiento de La Gallega. En 10 minutos estamos en la cornisa del piso 10 y nos vamos a ver a los abuelos de Irupé”. Y quizás el más escalofriante “Ya es tarde, ¿querés despedirte de tu hija?”.
Por ese episodio a Frate le imputaron los delitos de intento de homicidio agravado por el vínculo y abandono de persona en perjuicio de Irupé; y femicidio vincular por violencia de género y violación de la prohibición de acercamiento hacia Aurora. A pesar de eso, el director de la clínica psiquiátrica Plaza Alberdi, donde fue trasladado luego de ser detenido, le otorgó la internación domiciliaria. Según Aurora, el informe médico justifica esa decisión bajo el argumento de que “el estar alejado de su familia puede empeorar el estado del paciente”. 

A pesar del cúmulo de pruebas presentadas, el Ministerio Público de la Acusación evalua someter a Frate a un juicio abreviado. Ante la noticia de esa posibilidad Aurora, pidió la ampliación de las pericias y una cámara Gesell para la nena. “Nunca se tuvo en cuento los daños psicológicos, emocionales, físicos ni las consecuencias en Irupé. Ningún juez ni ningún fiscal me preguntó cómo está ella. Estuvo todo muy mal barajado desde el principio. Yo fui muy crédula, confié en ellos. Ahora tengo que empezar de nuevo y presentar las pruebas ante los mismos fiscales y el juez que lo dejaron en libertad”.

Hoy Aurora sostiene su lucha apoyada en diversos colectivos de mujeres. Forma parte del grupo de género de AMSAFE, de Las Mariposas y colabora con Hugo Capacio (cuya hija de 17 años fue asesinada en 2012 por el ex novio de la chica) asistiendo el trabajo de organizaciones como Soltarte y Lazo Blanco Argentina: -“No solo tengo un botón de pánico sino que también tengo el apoyo de estos grupos, que son los que me sujetan y me contienen para que yo pueda ser. Somos sobrevivientes”.

A pesar de la impunidad, hoy la energía de Aurora está en contar su historia, en dar a conocer su caso y lograr que la sociedad sepa quien es su ex pareja y lo que hizo: -“Me encuentro muchas veces con víctimas que me dicen “Yo quiero mi vida de antes”. Y la vida de antes ya no va. Tu vida es esta, con todo lo de antes, pero con un aprendizaje y con todos nosotros que te estamos amparando. No se puede hacer borrón y cuenta nueva con esto que pasó. Yo lo que quiero en mi interior, es que se haga justicia. Si no cuento con la justicia legal, exijo una justicia social que condene al agresor, al que violenta. Que el peluquero cuando vaya a cortarse el pelo le diga “Ah ¿vos sos el que quisiste matar a tu nena?”, o que la panadera le diga “Ud. ¿cuanto quiere? ¿Un kilo de pan? Ah, usted es el que quiso matar a su hija”. Eso quiero. Parece tonto, pero no lo es”.

Sobre el final de su relato, Aurora nos asegura: “Estoy de pie y viva porque mis hijos me necesitan entera. Tengo muy claro mi objetivo, hacia donde voy. Hacer lo que quería era un problema y para evitar discusiones sin darse cuenta uno va replegando las alas y dejaste de ser, de vibrar en tu frecuencia. Cuando decidí recuperarme y ponerme de pie para él fue totalmente desconcertante porque me transformé en alguien que le hacia frente. Entonces el modelo de mujer que Irupé va recibir de mi, que sea la de una mina fuerte, digna, de honor, de una mina que puede elegir en libertad”.

 

 

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