Muchas veces hemos escuchado hablar de manera despectiva a cerca de esa chispa que se nos ocurre a los argentinos y nos hace sacar ventaja respecto a algunas situaciones. Se asocia hoy en día a este concepto con “la ley del mínimo esfuerzo” tratando de obtener los mejores resultados, o no.
Sin embargo, quiero que conozcan ustedes dos mini historias de dos personajes que mucho han influido en la creación del actual territorio argentino y en su independencia. Hablo del General Guemes y de Alvarez Condarco.
Guemes
Martín Miguel de Guemes nació en Salta el 8 de febrero de 1785. A los catorce años ingresó a la carrera militar y participó en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas
Fue un eficaz colaborador del General don José de San Martín en el Frente Norte de nuestro país, donde, su magnifica actuación contenedora del avance de los realistas desde el Alto Perú contribuyó a concretar el objetivo de la Independencia Sudamericana respecto a la Corona Española
Guemes fue el líder de la caballería gaucha, que venció sucesivamente, en una desgastadora guerra, ocho invasiones llevadas a cabo por las tropas realistas, procedentes del Alto Perú y el Perú. Primero como comandante general, organizó las audaces milicias que atacaban de improviso y se movían con extrema rapidez. Eran columnas de 15 a 20 hombres. Estas guerrillas desbarataron la confianza del ejército enemigo, capturaron a muchos de sus hombres y los hicieron retroceder. Y para hacer esto, Guemes y sus jinetes no contaban con demasiadas armas ni de mucha tecnología .Contaban con tacuaras con un cuchillo en la punta a manera de lanzas, machetes, boleadoras, lazos y alguna que otra tercerola, montados en ágiles y pequeños caballos serranos, acostumbrados a moverse entre montes de vinales, quebradas pedregosas o sendas impracticables, se organizaron en partidas regulares aprovechando el exhaustivo conocimiento del terreno y atacaron, tanto de día como de noche, a las columnas enemigas.
Esta era la manera que encontró el General para enfrentar y vencer al ejército que acababa de vencer a Napoleón en Europa. Desarrolló la guerra de guerrillas que aun hoy siguen siendo estudiadas por su eficacia en muchos paises del mundo.
Guemes, primero como comandante general, organizó las audaces milicias que atacaban de improviso y se movían con extrema rapidez. Eran columnas de 15 a 20 hombres. Estas guerrillas desbarataron la confianza del ejército enemigo, capturaron a muchos de sus hombres y los hicieron retroceder
La Guerra Gaucha fue una guerra de inteligencia, de ingenio y de viveza criolla. Como ejemplo podemos citar la obra sobre Guemes de la colección “Grandes Protagonistas de la Historia Argentina” dirigida por Félix Luna. Aquí el historiador nos cuenta el siguiente acontecimiento: “En la noche del 5 de mayo de 1817 los gauchos han probado con gran éxito un ingenioso método que alarmó al campamento enemigo. Largaron un potro con un cuero encendido arado a la cola, a toda carrera por el campo español, seguido por gran número de yeguas cerriles que eran azuzadas por los gritos de los gauchos, para gran terror de los soldados godos. Por otro flanco, cuatrocientos gauchos abrieron fuego en todas direcciones sobre el campamento. Se generó una gran confusión y el tumulto fue tal que los españoles creyeron que los patriotas tenían un ejército cuantioso. Los realistas perdieron bienes, vituallas y ganado, pero lo mas importante que perdieron fue el poco ánimo que les quedaba. Al día siguiente habían retrocedido hasta Jujuy. Cuando el comandante recibe el reporte en su tienda, las risotadas de los gauchos, felices, ponen una nota de calidez al frío atardecer.”
Hay que agregar que como suele suceder en la Argentina, las milicias gauchas no constituían un cuerpo regular de nuestro ejercito libertador ya que el Gobierno Central nunca quiso reconocerlos oficialmente. Temian a la Figura de Guemes y al peso que esta estaba cobrando en en noroeste del pais. Igualmente, en 1818, la caballeria del General llegó a tener mas de 6.000 hombres y contó con una fábrica de pólvora y cartuchos, un hospital y su propia sastrería que confeccionaba los uniformes colorados
Final de sus días y un pensamiento sin precio.
Guemes se encontraba en la casa de su hermana . Mientras escribía una carta escuchó disparos y decidió salir por la puerta trasera. Logró llegar a montar su caballo y salir por la parte trasera de la casa al galope, pero recibió un balazo en la espalda. Llegó gravemente herido a su campamento donde pasó sus últimos diez días de vida.
En dos ocasiones el jefe español Olañeta le envió emisarios. Le ofrecía un médico y remedios, y volvía a intentar sobornarlo. Guemes les respondió convocando a su segundo, al que le ordenó: "Coronel Vidt, ¡tome usted el mando de las tropas y marche inmediatamente a poner sitio a la ciudad y no me descanse hasta no arrojar fuera de la Patria al enemigo! " Miró al oficial español que le traía la nota de Olañeta y le dijo: "Señor oficial, está usted despachado".
El 17 de junio de 1821 muere Guemes y el diario La Gaceta de Buenos Aires informaba feliz y desvergonzadamente a sus escasos pero influyentes lectores: "Murió el abominable Guemes al huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos. ¡Ya tenemos un cacique menos!"
Alvarez Condarco
El General San Martín cuando terminaba de preparar a su ejército para cruzar los Andes, necesitaba averiguar cuál era el camino más corto para atravezar la coordillera de los andes. Para esto, envió a un fiel colaborador a Chile, con la misión de reconocer el camino y memorizar los recorridos posibles para cruzar la Cordillera, y luego de esto, hacer un mapa.
José Álvarez Condarco era sargento mayor y gran colaborador del Libertador. Su puesto era el de jefe del polvorín en el campamento del Plumerillo donde se preparaba el ejército de los Andes. El sargento mayor puso en juego su propia vida en un engañoso viaje a Chile, solo, cruzando la Cordillera de ida y de vuelta, por dos caminos distintos.
San Martín le encomendó la tarea de traer en su cabeza un mapa de los dos pasos -el Paso de los patos y el Paso de Uspallata -, “sin hacer ningún apunte pero sin olvidarse ni de una piedra”. Le prohibió hacer anotaciones porque si los españoles lo detenían y era requisado, podían sospechar del verdadero objetivo de su misión y matarlo.
El 2 de diciembre de 1816, José Álvarez Condarco partió desde Mendoza hacia Santiago de Chile, por el Paso de los Patos, que es el camino que luego utilizó el General San Martín. Luego de varios días de ardua travesía, absolutamente solo en el lugar más alto de los Andes en toda América, llegó por fin a Santiago de Chile.
Allí, se presentó al capitán general Francisco Marcó del Pont quien era el representante en Chile del rey español Fernando VII, y este lo recibió fríamente y le preguntó cuál era el motivo de su visita. Álvarez Condarco le entregó el Acta de la Independencia de las Provincias Unidas del Sur. La reacción de bronca de Marcó del Pont fue instantánea y el Acta fue quemada en la plaza mayor de la ciudad.
Unas horas después, Marcó del Pont le recalcó a Álvarez Condarco que le perdonaba la vida, pero que no lo haría con un nuevo emisario. Enseguida le extendió un pasaporte al espía para que marchara inmediatamente de regreso a Mendoza, y le ordenó que lo hiciera por el camino más corto, es decir el “paso de Uspallata”.
Así se cumplió la previsión de San Martín, que lo envió de ida por el camino más largo, y así se aseguró conocer las características de ambos para poder elegir el más conveniente para su ejército.
Gracias a la fabulosa memoria de Álvarez Condarco, se pudo elaborar un preciso mapa de cada uno de los pasos a Chile, y el resto es historia conocida: el exitoso cruce del Ejército de los Andes y la liberación de Chile.
Fuentes
www.elhistoriador.com.ar/biografias/g/guemes.php
http://administraciondesdeelsur.blogspot.com.ar/2011/04/el-general-martin-miguel-de-guemes-y-la.html
www.martinmiguelguemes.com.ar/gobierno.html
www.ign.gob.ar/AreaInstitucional/PredioMigueletes/Biografia
www.jornadaonline.com/id/93660