Lunes, 14 Julio 2014 20:12

Los otros partidos internacionales que está jugando Argentina

Escrito por  Germán Mangione
    Los otros partidos internacionales que está jugando Argentina

    Este fin de semana mientras estábamos expectantes ante la final mundialista que protagonizaba nuestra selección llegó al país el premier ruso, Vladimir Putin, luego de visitar Cuba, mientras que su par chino, Xi Jinping, llegará a nuestro país luego de participar de la sexta cumbre del BRICS (bloque que contiene a Brasil, Rusia, India, China y Sudafrica). Un campeonato en el que Argentina parece entusiasmada de participar.

    Mientras culminaba el mundial de fútbol en Brasil, otro mundial, pero económico arranca en el mismo país. Esta semana las naciones agrupadas en el bloque de “emergentes” se reunirán por sexta vez en la ciudad de Fortaleza para discutir cuestiones económicas que tienen como uno de sus ejes la creación de una banca internacional de desarrollo como alternativa al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Prevén un fondo de contingencia que tendrá reservas por unos 200.000 millones de dólares. El miércoles compartirán en Brasilia una reunión ampliada con sus pares de la Unión Suramericana de Naciones (UNASUR), donde también está invitada la Argentina.

    Pero más allá de este “campeonato económico”, Argentina juega sus propios partidos y desde el gobierno se esfuerzan para demostrar que son esencialmente “amistosos”. En una política similar a la que se utilizó con la llegada de Chevron a Vaca Muerta, y en sintonía con la idea de captar capitales e inversiones extranjeras para el país, el gobierno argentino busca aliados en las grandes potencias para salir del atolladero económico que género la falta de divisas, los errores económicos propios y el rebote de la crisis económica mundial. Relaciones estratégicas

    En contraposición con la tensa relación que se presenta con EEUU y sus capitales (a los que pese a cualquier tensión también se les pone la alfombra roja invitándolos a invertir), la relación con Rusia y China es presentada como “estratégica” y “amigable”. Así lo rubricaba Néstor Kirchner en 2004 con China en medio de la visita del anterior presidente chino Hu Jintao, y así lo hizo CFK con Rusia cuando en 2009 ambos países firmaron el Plan de Acción para el Establecimiento de Relaciones de Cooperación Estratégica. Presentada con ribetes de afinidad ideológica por la parte Argentina, para estas potencias en busca de recursos naturales la cuestión es mucho más pragmática. Después de un crecimiento enorme del comercio con América Latina en esta última década y de su correlato en el comercio bilateral con Argentina, cabe preguntarse cuál es el lugar que nos toca en esta “estratégica relación”.

    Los números no dejan demasiado lugar a dudas. Según el análisis realizado por la Cámara Argentino-Rusa el comercio total bilateral alcanzó los USD 2.627 millones durante 2013 contra los 1.989 millones del año 2012, con un crecimiento interanual de un 30%. Pero lo llamativo son las principales categorías donde se concentran las exportaciones argentinas: frutas frescas y cítricos, carnes y despojos comestibles, lácteos y productos derivados, maní y frutas disecadas y mostos y bebidas alcohólicas. Mientras que desde Rusia importamos centralmente reactores nucleares, vehículos, productos farmacéuticos y tecnologías.

    Este intercambio parece ser el que se afianzó tras la visita de Putin este fin de semana, ya que los anuncios tuvieron centralmente que ver con inversiones en esos rubros (centrales nucleares principalmente) e inversiones en hidrocarburos. La relación con el gigante asiático, China, no parece distar mucho de una lógica similar. La alianza estratégica se posa sobre la venta de materias primas argentinas y la compra de productos manufacturados chinos.

    Según publica la Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio Argentino-China, nuestro país exportó a China 6.248 millones de dólares durante 2013, por lo que fue su segundo destino en importancia detrás de Brasil. Esta cifra, según un informe realizado por la consultora KHT, representa el 77% del total vendido por el país en el exterior. A su vez, el gigante asiático resultó el segundo proveedor en importancia de la Argentina, debido a que le vendió 9.414 millones de dólares, lo que significó el 12,8% del total importado por el país de todo origen. La mayor parte de los envíos a la nación oriental correspondió a Productos Primarios (58,6%), Manufacturas de Origen Agropecuario (27%) y Combustibles y Energía (11,4%). En ese contexto, la suma de importaciones y exportaciones con China dejó un resultado de Balanza Comercial negativo para la Argentina de 3.166 millones de dólares

    Esta estructura del intercambio bilateral se asemeja a la “relación privilegiada” con Inglaterra a comienzos del siglo XX. Como bien apunta Rubén Laufer (historiador e investigador, profesor regular adjunto y docente en las facultades de Cs. Económicas, Cs. Sociales y Filosofía y Letras de la UBA.) en su artículo “China y Argentina. ¿Nuevos rumbos para una vieja dependencia?”:

    “Como ya sucediera en las relaciones con otras grandes potencias a lo largo del siglo XX —Gran Bretaña y otras europeas, posteriormente los Estados Unidos y más tarde la Unión Soviética—, las clases dirigentes de los países latinoamericanos (especialmente sectores de ellas ligados a la producción y exportación de productos alimentarios y de materias primas para la industria, así como a la importación de bienes manufacturados y de capital) promueven activamente con la potencia asiática “asociaciones estratégicas” de largo plazo que incluyen acuerdos económicos, políticos y militares.”

    Un partido en el que Argentina entra perdiendo a la cancha. Perdiendo la posibilidad de agregar valor a su producción y por ende de generar trabajo. Y entra perdiendo no porque no tenga equipo, sino porque una vez más quienes dirigen técnicamente la economía han decidido (más allá de los jueguitos y amagues de industrialismo que suelen hacerle a la tribuna) aplicar las mismas tácticas que nos llevaron a la largo de la historia a profundizar nuestra dependencia y terminar perdiendo por goleada.

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