El pasado 25 de junio por la noche, Franco Pereyra, un joven de 17 años que vivía en República de la Sexta, fue asesinado por una agente de la policía federal.
Según la versión oficial, la mujer se defendió cuando intentaron robarle dos muchachos,  apuntándole con un arma cuando bajaba de un taxi en Chacabuco al 1700, lugar donde vive. Ella se identificó, sacó su revolver y le disparó a uno de ellos,  mientras que el otro huía.
En diálogo con Bárbaros Universidad, Luis, vecino del barrio e integrante del proyecto sociocultural El Rancho de la Música, dijo que Franco se encontraba con su novia en el momento en que fue abordado y acribillado, sin mediar palabra, por parte de la oficial.
“Fue un procedimiento grandísimo, estuvo la Policía Federal, el TOE, la Guardia de Infantería, entre otros. Cuando ya estaba muerto, en el piso, le quisieron poner un arma y una mochila. La gente que estaba allí tuvo que hacer ruido para que no pasará eso, porque si esto sería peor todavía”, dijo Luis.
Al igual que muchos chicos del barrio, Franco estaba intentando abandonar las drogas y retomar sus estudios. Recientemente se había inscripto con  su mamá en una escuela para terminar juntos el nivel primario: “Era un chico muy inteligente,  en su pobreza tenía conciencia de lo que estaba pasando y quería superarse”.
En este contexto, Luis cuenta que la realidad de República de la Sexta es muy dura: “Los pibes se quedan descalzos, sin ropa por ir a buscar la droga. Si no tienen para comprarla, de alguna manera se la hacen llegar.”
Asimismo, fue muy crítico sobre el rol de los medios de comunicación en estos casos: “No se fijan en la vida de los barrios. Cualquier informativo le hace un reportaje al policía o a algún vecino indignado, pero no al familiar de la persona que acaban de asesinar”.
El viernes 5 del corriente, sus familiares y amigos realizaron una marcha hacia los Tribunales Provinciales para reclamar el esclarecimiento del caso. “Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias. Se tiene que hacer justicia porque las muertes en los barrios son todas iguales, es el mimo patrón que se repite”, aseguró.