En 1978, nació el Centro de Estudios de Psicología Social de Rosario, ; y desde entonces lleva adelante un desarrollo teórico acerca de los procesos subjetivos de comprensión de la conducta humana y de sus determinantes. Gladys Raviculé -directora de la Escuela- y Mariana Zeballos -integrante de la Comisión Directiva- explicaron que en la Psicología Social de Rivière, “el sujeto es producto de sus condiciones concretas de existencia, tanto de sus condiciones normales como de aquellas situaciones donde hay irrupción de sucesos o acontecimientos de distinto tipo”.
“Nosotros venimos interviniendo desde los procesos de aprendizaje de una conducta normal cotidiana, hasta atender cuáles son las estrategias adecuadas en situaciones de emergencia social o natural”, señaló Gladys. Agregó que en ese camino hay atenciones de emergencia sociales de varios tipos, como una guerra, hiperinflación, saqueo e inundaciones. “Son todas de distinto tenor, por tanto la intervención psicológica no es estándar, sino que son adecuadas al fenómeno. Siempre tiene que haber un diagnóstico de cómo juegan las variables”, completó Mariana.
Estrategias para “volver enriquecido”
El Centro de Estudios desarrolló un documento de actuación, en base a la asistencia en la inundación de Santa Fe en 2003, en el cual compartieron las estrategias aprendidas.
¿Cómo se dio la intervención del Instituto?
Gladys: En realidad, interveníamos sintiéndonos autoconvocados. Una de las primeras instituciones que concurrió fue la Escuela de Psicología Social de Santa Fe, y partir de allí nos incorporamos como recursos humanos. Nuestra especificidad termina siendo llevada adelante casi siempre por las escuelas, porque no está tan registrado en la población y en las instituciones el perfil de la asistencia para las emergencias. Lo que hemos tratado de ir elaborando es el perfil de la asistencia para la particularidad.
Mariana: Por ejemplo, cuando pasó lo de calle Salta, el Colegio de Psicólogos puso a disposición los consultorios para que las personas acudan a recibir asistencia. Nosotros entendemos que esta tarea es distinta, es en el campo, el lugar, el momento.
Gladys: La particularidad de la convocatoria de atención que hace esta línea, por tanto, va a pasar siempre por lo grupal; si el hecho que se dio afectó a una comunidad, como tal debe ser atendida.
¿Cuáles fueron las estrategias que llevaron adelante en esa oportunidad?
Gladys: Desarrollamos distintas estrategias; desde coordinar las organizaciones de la comunidad para armar ejes de atención, como explorar la zona afectada para instrumentar propuestas para el encuentro de los sujetos. La idea era darles la posibilidad de que elaboren estrategias para resolver el problema, donde los principales protagonistas fueran los afectados. En esto se creó el Encuentro de la Plaza, en el que se reunían semanalmente en la plaza del lugar afectado. Después a eso le incorporamos una estrategia terapéutica, viajábamos tres profesionales cada 15 días; pusimos el acento en la necesidad y posibilidad de pensar, hacer y sentir con otro. El equipo se constituyó en un modelo de la relación con otro.
Mariana: Luego de que la gente empezó volver a sus casas, armamos equipos interdisciplinarios (junto con voluntarios) con los que íbamos al barrio, y donde se instalaba en alguna casa un médico con las vacunas, enfermeros, etc.; de ahí empezábamos a organizar la vuelta a la casa de los demás. Esto nunca se hacía en soledad, siempre con los vecinos, pasábamos de una casa a otra. Fue un trabajo en común.
Gladys: Otra cosa que me parece clave, es entender cómo construir la zona de refugio interno, que tiene que ver con preservarse, estar protegido. Fuimos viendo en la práctica que uno va construyendo zonas de refugio más sólidas internas, en la medida en que interacciona más fuertemente con un afuera. La familia no es tan resistente como si interactuara con las familias del barrio. Esto quiere decir que va a tener más fortaleza interna cuando regrese: No se trata de aquel que sale solo y se la banca, sino de aquel que se atreve a salir con otros y vuelve enriquecido.
¿Qué importancia tiene la asamblea del final del día?
Gladys: Si estás en situación de emergencia, los sucesos son rápidos y los daños también. Si además el suceso transcurre en un período corto de tiempo, la acción de inhibición es mayor. Por tanto, se requiere seguir paso a paso la reacción de los sujetos y la dramática en sí. Para eso garantizábamos una reunión de equipos y de instituciones al final del día, para que con los aportes actualizados probáramos y ajustáramos la estrategia para el día siguiente.
Mariana: En este caso, nosotros trabajábamos en los centros de evacuados y significaba encontrarse con los compañeros que estábamos haciendo la misma tarea. Era no irse cada uno a su casa, sino poder llegar, contenerse. Esto es fundamental, porque el que atiende es un afectado más.
Gladys: Se tiende a pensar que al sujeto que atiende no le pasan cosas, o que la tarea no es generadora de afección; y en realidad te va tallando la angustia, la impotencia, cuestiones o contradicciones que no están en tus manos resolverlas. Por eso, es mejor compartirlo en un lugar grupal para la elaboración, es como un acto de salud mental.
¿Qué papel juegan los medios en la difusión de lo que atraviesan los damnificados?
Gladys: Más allá que se haga un “show” de eso todos los días, la gente necesita que se difunda; porque uno de los problemas clave es que el periodismo se va detrás de lo más fascinante. Los medios deben trabajar conjuntamente y hacerse cargo del debate para que todo lo que tenga que ver con los inundados no desaparezca hasta que todos hayan vuelto. Lo peor que hay después de que ocurrió una desgracia, es que la pantalla te entretenga con otra cosa, porque la persona siente que empieza a ser olvidada socialmente. Si hay algo que necesita, es que la comunidad entienda lo que está pasando, porque además es un hecho de la comunidad.
Este problema es serio. Algo que aparece en medio de esta solidaridad, es que pasado ese pico volvemos al estándar del sujeto de hoy: Un sujeto muy difícil de descentrar, que vive con la pantalla. Ese sujeto es el problema, porque para que esté sostenidamente interesado en una situación le faltan recursos internos. Es por eso que los medios pueden y deben jugar un papel.