María Fernanda “Mafer” Weber es profesora del espacio educativo para iluminadores escénicos “Centro Argentino de la Luz”, trabajó también como técnica en sonido, dando clases de danza y formó parte de la murga “Los Vecinos Re Contentos”. Gabriel Cejas proviene del Colectivo Avispero, un grupo de discusión con objetivo de tratar problemáticas sociales y culturales. Ambos decidieron unirse para formar un nuevo espacio cultural educativo con modalidad autogestiva que funcionará en el barrio del Abasto:

El objetivo primario apunta a lo educativo: “Queremos darles un lugar propio en Rosario al Centro Argentino de la Luz y también al Colectivo Avispero, y empezar a construir desde allí”, destacó “Mafer”. Por eso, la idea es comenzar entre febrero y marzo de 2016 con los talleres de Iluminación Escénica, escenografía y video (realización audiovisual y video en vivo). Es decir, los saberes que los propios “Mafer” y Gabriel pueden aportar.  

A partir de allí, ellos decidieron abrir el abanico de posibilidades a nuevos talleristas que quieran sumarse en 2016, por lo que en los últimos días de diciembre tienen previsto hacer una convocatoria pública para recibir propuestas sobre talleres educativos y  diferentes actividades artístico-culturales. Además, el lugar está concebido como un “lugar de reunión” para charlas, debates, ensayos teatrales o propuestas afines.
“Todavía estamos organizando los espacios, resolviendo la cuestión de nuestra identidad, la estética como centro cultural y la parte gráfica. Cuando tengamos resuelto eso vamos a lanzar una convocatoria para quien se quiera sumar a Casa Fractal con propuestas de talleres y actividades”, indicó “Mafer”. Así, Gabriel añadió a eso que “están abiertos a todo tipo de propuestas, como pueden ser manualidades, teatrales, escénicas, musicales”.

 “Apostar a lo colectivo” teniendo en cuenta lo territorial es parte de las metas propuestas: está pensado armar una agenda del barrio del Abasto tanto con “El Espiral” como con otros espacios culturales de la zona.
Lo de “fractal” responde al sentido inicial que se le quiere imprimir al espacio: “Brindar una multiplicidad, una infinidad de talleres o cursos, ese sería el sentido que se pretendió con el nombre”, concluyó “Mafer”.

La odisea de abrir un centro cultural
Sobre la gestión, Gabriel aseguró que “no van a utilizar el lugar para alquilarlo a terceros y conseguir recursos”. Esto les permite conservar una identidad propia por fuera de una lógica comercial a tono con su espacio cultural vecino “El Espiral”, que por medio de su director, Ignacio Górriz, les está “dando una mano” para dar los primeros pasos.
En cuanto a la problemática de las habilitaciones, ambos emprendedores coincidieron que al presentar el proyecto “tuvieron que ir a hablar con gente que no tenía la menor idea de lo que es la cultura”. “Cada vez que presentamos un proyecto tratamos de ser lo más claro y lo más sincero, y siempre éramos malinterpretados. Por ejemplo, pensaban que íbamos a funcionar como un bar. Y claramente no. Estamos planteando una cuestión educativa.”, concluyeron.
Por ello, Gabriel confía en los cambios que puedan llegar a darse el año próximo si se aprueba una nueva legislación sobre el tema en la ciudad de Rosario: “Por suerte ya se dejó de unir la noche con los espacios culturales gracias a las discusiones que se dieron sobre el proyecto de una nueva ordenanza para los Clubes Sociales y Culturales”. “La difusión de estos espacios culturales pequeños es algo que no existe en esta ciudad. Tiene que haber una forma de difusión clara de estos espacios y, también de fomento de los mismos”.