Dos serían los destinos de las bases militares norteamericanas: Tierra del Fuego y Misiones, en la zona de la Triple Frontera. Estas bases, según explicó Argumedo, suelen “venir enmascaradas como ayuda humanitaria o análisis científico”. En este sentido, la diputada alertó sobre “la liviandad con que –desde el gobierno anterior- se acepta el argumento del estudio científico”, en tanto es sabido que ciertas tecnologías de avanzada, como la tecnología satelital, son de uso dual: “la misma tecnología sirve para observación o para lanzar un misil”.
Contexto internacional y cuadro local
Argumedo enmarcó la presencia de las bases militares extranjeras en la región dentro de “las disputas de los dos polos de poder que se conformaron desde principios de siglo: por un lado EE.UU, con Lanato y Japón; y, por el otro, China en su alianza con Rusia”. En este contexto, consideró muy peligroso permitir la presencia militar de países que en este momento están llevando adelante 5 guerras: Irak, Siria, Libia, Afganistán y Yemen; además de siete guerras en el África negra. “Cerca de 500 millones de habitantes se encuentran en guerra”, remarcó la diputada.
“Si uno ve el mapa de la Argentina, se encuentra con que hace 15 días hubo maniobras militares norteamericanas y chilenas en la frontera Noroeste con Bolivia”, sostuvo Argumedo, concluyendo que “con una base militar en Misiones se cubriría la frontera noreste”. Ilustrando el mapa, la diputada estableció un conteo de bases extranjeras en el país que incluye: “la base Lanato en Malvinas, a la que se sumaría la de Tierra del Fuego; además de la base China que se instaló el año pasado en Neuquén, que se supone que es para investigación científica, pero que depende de la Comisión Central de Armamentos de China, y de la Comandancia General del Ejército Popular del de Liberación chino”
El secreto de las bases
En la interpelación a Marcos Peña, el jefe de Gabinete desmintió a la diputada de Proyecto Sur que existan proyectos para erigir dos nuevas bases militares estadounidenses. Ocurre que se trata, siguiendo a Argumedo, de “acuerdos relativamente secretos”. Y aclaró: “lo nuevo de estas bases es que no son construcciones con casas, sino que, en realidad, se trata de grandes pistas de aterrizaje”. La base militar estadounidense Mariscal Estigarribia, de Paraguay, sería, de acuerdo con la diputada, el modelo de base militar que se construye en la región.
Además, afirmó que las pistas de aterrizaje de las bases extranjeras en el país poseen cimientos con profundidades tres veces más grandes que las del aeropuerto internacional de Ezeiza. Esto debido a que se construyen para fines de descarga de material pesado, y ejemplificó: “La cuarta flota norteamericana patrullando el pacífico –dio como ejemplo- en poco más de dos o tres horas puede aterrizar aviones con tanques y demás.”.
¿Qué tendríamos que ellos querrían?
La pérdida de soberanía sobre el territorio nacional no sería, en consonancia con Argumedo, un problema menor, en tanto: “las preocupaciones de Estados Unidos en el mediano plazo son dos: el calentamiento global y la falta de agua potable”. El sentido de la ubicación de las bases, siguiendo el razonamiento de Argumedo, radicaría en la proximidad con el Acuífero Guaraní –la tercer mayor reserva mundial de agua dulce; y con la Antártida.
Existe de hecho una pérdida de soberanía, señalaba Argumedo, que se vivencia en nuestros días -según información recibida por la funcionaria- a través de “presencia de militares en diversas villas miseria, acompañados por personas de lengua inglesa”. Mediados por el discurso contra el narcotráfico, los militares norteamericanos podrían resultar una apuesta en pos de un escenario internacional de disputas por recursos naturales escasos, en tanto “la Argentina es un país privilegiado en cuanto a reservas de agua”, alertó la diputada.
Acuerdo del Pacífico o “Caballos de Troya”
Así denominó el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, a la Alianza del Pacífico en relación a América Latina. Acuerdo del que Argentina ya forma parte , aunque en calidad de observadora, impulsada por la gestión de Cambiemos. De modo que la inquietud acerca de cómo afectarían estos acuerdos a la pérdida de la soberanía es un interrogante necesario, sobre todo porque, como buenos Caballos de Troya, los acuerdos de libre comercio propuestos desde Estados Unidos se presentan como alternativas beneficiosas para los países involucrados.
En este sentido, el análisis de Argumedo se encuentra a tono con la expresión del Nobel de la Paz. La diputada recordó que ya hubo una experiencia similar hace 20 años, refiriéndose al acuerdo de libre comercio norteamericano NAFTA, en el que participaron Estados Unidos, Canadá y México, a la que caracterizó como “prueba piloto de la Alianza del Pacífico”.
En este punto, remarcó que “las consecuencias para México fueron catastróficas en términos económicos y sociales” detallando que “una de las características del NAFTA es haber significado la eliminación total de las pymes nacionales, quedando como único desarrollo industrial las maquiladoras, que fomentan la mano de obra barata”; de modo que, como saldo de aquél tratado, la sociedad de México posee en la actualidad “dos tercios de su población trabajando en venta callejera y el 60% en condiciones de pobreza”.
Desde el punto de vista social, Argumedo planteó que la característica de estos tratados de libre comercio, como el NAFTA o la Alianza del Pacífico, implican “una privatización total de todos los servicios y empresas del Estado, incluyendo la salud y la educación”. Además, se incluye dentro de las condiciones y acuerdos de los mismos “la adaptabilidad salarial”, lo cual equivale a hablar de disminución de salarios “tanto en términos cuantitativos como en términos sociales”.